Siempre me han fascinado las ilustraciones de Conan sentado en un trono. Esa imagen del guerrero que, en su barbarie, tiene mucha más sabiduría que muchos de los civilizados gobernantes de su tiempo. Del bárbaro de origen humilde que acaba de un plumazo (o mandoble) con la corrupción de poderosos reyes que viven ajenos al sufrimiento de sus súbditos. Esa imagen, que es en sí misma una metáfora y que puede dar pie a paralelismos (más o menos acertados) con la situación política actual de este y otros países, tiene una fuerza brutal y atemporal.
Yo he querido representar al Conan recién llegado al trono. Al bárbaro que todavía no ha cambiado sus hábitos ni su modo de vida salvaje por los propios de un rey. Este rey sin corona no sólo pisa el charco de sangre que emana del rey depuesto, sino que apoya uno de sus brazos en la regia testa del recién decapitado y el otro en la espada que ha firmado el acta de defunción de todo un reinado.
Espero que os guste la ilustración. Aquí os la dejo, tanto en blanco y negro como en su versión coloreada.
PUES, ESTA GENIAL!!!!!!!!!!!
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