Más de veinte primaveras han pasado desde el olímpico año de 1992, fecha en la que vio la luz el primer número de Spawn. Su autor, Todd Mc Farlane, junto con las grandes estrellas del lápiz de aquellos años decidieron que estaban hartos de no tener el control sobre los personajes que creaban para otras compañías y, sobre todo, de no disfrutar de los beneficios que sus creaciones generaban. Así que, ni cortos ni perezosos, se embarcaron en una aventura editorial que trajo grandes consecuencias para el mercado tebeístico estadounidense durante casi una década y que terminó desembocando en una burbuja en la industria del cómic equiparable a la del ladrillo de la que tanto hemos oído hablar últimamente.
El personaje que el bueno de Todd creó para su recién estrenada compañía fue Spawn y su éxito fue arrollador, (su primer número vendió la friolera de 1,7 millones de ejemplares en EEUU, cifra mareante en la actualidad pero no tar rara en aquellos años) convirtiéndose en uno de los personajes más populares de la década. La historia no es otra que un moderno Fausto: pacto con el diablo y las consecuencias que de él se derivan. Todo aderezado con una estética oscura y claustrofóbica (muy de moda aquellos años) y un dibujo marca de la casa que, tanto en las manos del propio Mc Farlane como en las de Tony Daniel o Greg Capullo mantuvieron una regularidad y calidad notables.
El caso es que Spawn es uno de mis personajes fetiche sobre todo por su diseño y por el desarrollo que del mismo hicieron más adelante McFarlane y Capullo, dotando al traje de una vida propia, más orgánica que textil y evolucionando el pútrido rostro del personaje hasta conseguir un aspecto mucho más brutal.
No es mi primera ilustración del personaje en cuestión pero sí que es la primera vez que lo represento con mi actual estilo, así que, sin más os dejo con las imágenes del proceso de creación.
Boceto sucio
Sombras
Más sombras y sin lápiz
Color
Luces y contrailuminación.
Fondo, texturas y efectos.
Si os ha gustado lo tenéis en alta resolución aquí:
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